La leche de burra fue utilizada como tratamiento anti-envejecimiento para las mujeres en la antigüedad. Una receta cosmética muy popular que vuelve del pasado a fin de preservar los burros mirandeses.
El burro mirandés es un espécimen en peligro de extinción en nuestro país, es un tipo de asno de la región de Miranda do Douro, del norte de Portugal. En el pasado, esta raza autóctona fue utilizada como una bestia de carga y para todo tipo de trabajos vinculados a la agricultura. Con el abandono creciente resultado de la emigración rural y el desplazamiento de la propia población de esas áreas para las zonas costeras en busca de una vida mejor, el burro de Miranda fue progresivamente colocado en segundo plano de la vida rural. Un éxodo que casi causó de la muerte de esta raza exclusiva y amistosa. Los animales que restaron son el resultado de la simpatía que algunos mirandeses reservan a este animal y la incansable labor de la Asociación para el Estudio y Conservación del Ganado (AEPGA) para preservar la raza pura.
En la actualidad, se estima que hay 1.000 hembras reproductoras y 40 machos reproductores disponibles en Miranda do Douro. Un número que es probable que crezca a través del desarrollo sostenible de las medidas para garantizar su conservación en las zonas rurales. Una de esas iniciativas fue la utilización de leche de burra para la fabricación de jabones naturales, cuya recaudación se destinará a la preservación de los asnos mirandeses. Y antes de las expresiones de horror, vamos a hablar un poco sobre la historia de la leche de burra. En tiempos antiguos se consideraba un artículo de lujo, ampliamente utilizado como un tratamiento cosmético para hidratar y prevenir el envejecimiento cutáneo. Una de las abogadas más famosas de este método era más ni nada menos que la reina Cleopatra, le encantaba tomar baño con esta leche. Después de esta aclaración una otra nota, estos jabones no ponen en peligro a las hembras, ya que "es una producción limitada teniendo en cuenta las normas estrictas segundo del bienestar animal y sin perjuicio de las crías lactantes, que no es la intención de utilizar una actividad comercial, pero la preservación de los asnos de Miranda do Douro".
Si no te gusta la idea de los jabones, la AEPGA también sugiere paseos en burro mirandés por varios senderos existentes en el norte del país. Una experiencia inolvidable para descubrir la belleza natural de Tras-os-Montes, montados en estos animales tan amables y dóciles. Será simplemente encantador y los burros agradecen a pesar del peso! Otra faceta de este proyecto de preservación es la terapia. La introducción de los burros como un proceso curativo se inició en 70 años, con resultados satisfactorios en varios países europeos. Las actividades recreativas y terapéuticas para personas con necesidades especiales, aquí tienen una doble función, en primer lugar, para estimular los niveles cognitivo, físico, motor y emocional, por el otro promover el ecoturismo, alentando a los momentos de placer y de ocio con estas poblaciones.