És un joven en búsqueda de la foto perfecta. Le gusta lo espontáneo. Del momento inmortalizado en el marco de su objetivo. Quiere capturar la esencia de las personas sin que ellos se den de cuenta. Es un profesional independiente y siempre está buscando la próxima aventura ...
João Mendoza no se define como un reportero gráfico o fotógrafo, ni como un artista, ele interpreta su obra, "como una persona que ve que lo que mira a su alrededor y que trata de descubrir cosas nuevas." Lo que le interesa son las personas, los temas de su objetiva porque considera que "no hay igual y cada uno tiene su esencia, tiene algo especial, me parece interesante que para cada uno pueda ser diferente en momentos diferentes . Trato de capturar sus almas. " Él es como un camaleón que intenta confundirse a sí mismo con el paisaje que rodea para "coger el momento oportuno, el momento clave”. Le gusta esta sensación de invisibilidad, ya que no aprecia la sonrisas forzadas, incluso dice que "tener que interactuar con la gente no es mi fuerte, quiero pasar desapercibido, ser discreto, porque sé que interfieren con la imagen, y cuando la gente nota la existencia de una cámara tienden a ser la imagen que ellos quieren. " Y como demanda la crudeza y la realidad desnuda en sus fotos, captura la imagen siempre teniendo en cuenta la luz, o más bien falta de ella, "las imágenes viven de la luz y la sombra." Ilustra esta ideia con una foto en blanco y negro de una niña perdida en la multitud, alguien que trata de mirar y no se encuentra. Es tal vez una pequeña chica perdida y asustada y era este momento, este momento capturado que consideran que es su imagen preferida. Ella no lo vio. Y le “agarro” la angustia en una fración de segundo que fue inmortalizada para siempre por el lente de su cámara.
A la naturaleza, por el contrario, se acerca con cautela, como alguien que atraviesa una zona que no sea suya. Resulta difícil de filmar, como si tuvieras de frente a una identidad única en constante movimiento, como si ser demasiado exuberante y frondoso que es defectuoso. Es hermoso, pero "no es esa mirada especial." Hay un alegre desorden en lo natural , el busca el enquadramiento para la imagen perfecta. Una geometría bien definida que ha aprendido del maestro Cartier-Bresson, que se identifica con el estilo, pero no supera en la calidad sin embargo. Busca las líneas, busca la simetría de los objetos y recuerda una foto que capturó a un hombre en fuga, de la tempestad del 20 de febrero de 2010. “ Es alguien que está tratando de escapar de la furia de la naturaleza, lo vemos de nuevo en la fotografía, huye”. La imagen que captó el drama de las aguas que se llevan todo y finalmente, el hombre que no es más que una marioneta. No hay patron, no lo tolera. "Las líneas de la tabla que desliza", dice, "nos da un sentido de continuidad y que la idea de escape se ve reforzada por el hombre en la esquina." João Mendoza no es frío cuando describe la escena, sintió la angustia del hombre y decidió poner fijar este instantánea. De acrescentar, el hombre no se murio. Pero para la historia se queda el testimonio de la mirada de João Mendoza de un período nadie quiere recordar. Ese es su destino de ser testigo silencioso de la historia. Y eso es todo lo que quiere.
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