Yoshikazu Suematsu es un destacado especialista en el estudio del arte Karakuri transportados a la nueva era de la robótica en las empresas con tecnología de punta, lo que hizo Japón una de las grandes potencias económicas del mundo. Es uno de los académicos de reconocido prestigio del Instituto de Tecnología de Aishi y profesor honorario en la Universidad de Nagoya.
En qué contexto histórico y social parecen karakuri y por qué?
Yoshikazu Suematsu: En Japón hay una tradición que son los grandes festivales. Hay uno en casi todos los pueblos del país. Aparecen todos estos tipos de muñecos mecánicos para entretener al público. Podemos decir que son una especie de robots de madera. Los japoneses tienen una fascinación, una gran admiración y amor por estos muñecos, ya sea de madera, o los más actuales. Desde niños hasta adultos, en Japón hay un gran aprecio por estos "robots", un sentimiento que se puede definir como el cuidado de un familiar. Este tipo de cultura japonesa ayudo en las fábricas a desarrollar el concepto de la robótica, porque de ahí viene la tradición que es hacer los arreglos necesarios para facilitar el trabajo.
Los muñecos sólo representan héroes japoneses?
YS: Hay muchos tipos. Pueden ser héroes, pero también hay personajes que se han extraído de los cuentos de hadas, del teatro japonés Kabuki, o de los títeres. Hay varios elementos utilizados.
Los jóvenes japoneses siguen valorando estos Karakuri?
YS: Creo que sí, son alrededor de 80 festivales en los que muestran este tipo de muñecos mecánicos. Los jóvenes siguen este tipo de arte. En los últimos diez años, hubo un movimiento en las fábricas japonesas que utiliza este tipo de mecanismos, aprender a través de los muñecos mecánicos para poner en práctica en los negocios. Hacemos un llamado kaizen, la mejora continua en las fábricas.
Cómo es este proceso?
YS: Es un joven que creó un mecanismo de transporte de carga de un punto a otro de fábrica sin ningún gasto de energía. El peso del objeto mueve las ruedas (en la foto). La idea le vino del muñeco del té que vio cuando era niño.