No es un libro fácil de leer al principio. Es una lectura difícil y requiere mucha persistencia. Es una obra literaria sobre el envejecimiento, Valter Hugo Mae describe una realidad que lo dejó consternado. Y para entender mejor su trabajo, entrevisté el autor y este es el resultado de nuestra conversación.
Este es un personaje que se va a vivir de una casa de retiro. No seas arrogante de su parte describir una situación que nunca conocio?
Valter Hugo Mae: Yo veo las cosas así, la escrita de ficción, la literatura, tiene más que ver con la intensificación de los sentimientos y percepciones, que con la experiencia. Agatha Christie no necessitava de saber cómo matar a la gente para entrar en la cabeza de un asesino. No tengo que pasar por la experiencia de todos los personajes que inventó para escribir sobre ellos. Porque son eso mismo inventados. Una de las cosas que me fascina en el ejercicio de escritura que es exactamente, es el poder de la imaginación y donde te lleva, sin dejar de ser nosotros mismos, sin que ni siquiera salir de nuestra casa, por lo general trabajo en mi casa, entender y retrata en la ficción la vida de otros. Mirando a lo que será toda una vida. Escribir un libro de ficción es siempre un intento, un riesgo. A mí me interesaba mucho escribir un libro acerca de un hombre de ochenta y cuatro años que no soy yo en absoluto porque no me podría comparar con alguien mucho mayor. Pero me interesaba porque es un gran reto, para tratar de entender las preocupaciones lo que es una verosímil preocupación de un hombre a esa edad.
El envejecimiento te preocupa? El miedo de acabar como el personaje en estos hogares de ancianos?
Lo que me preocupa un poco es perder capacidades, el debilitamiento. Esta cosa como digo en mi libro, esta cosa de vivir un poco contra el cuerpo. El cuerpo en un momento dado se convierte en nuestro enemigo. Y eso nos causa una tremenda frustración y, finalmente, nos mata. Y debo tener una cierta expectativa de que no deja de hacerme feliz de vivir y quiero vivir, pero tengo que crear una mirada hacia el futuro, pasarlo bien. Es mejor hacer esto o aquello, no agravar mi problema de espalda. O problemas en los huesos. Y no hay un plan de pensiones que me interesa, porque me gustaba de creer, más que eso, me gustaria tener una vejez con calidad de vida.
El lenguaje es otro tema importante en este libro. Es difícil entrar en personaje. Fue deliberado el concepto del sufrimiento del señor Silva?
Lo que el personaje pasa es tan violento que pensé que no era interesante transformarlo al principio del libro, una cosa diferente de aquella violencia. Yo quería mostrar que podía hacer justicia a ese tipo de sentimiento, que de total disfonía que tiene que ver con haber perdido a su esposa, después de haber pasado una vida que de repente se encuentra ejecutando un acto tan trágico. Y por lo que tiene que ver con el ritmo de las cosas, entonces creo que la novela se va levantando y, finalmente, terminan poer airearse de alguna manera. Pero en el principio era necesario todo aquel negro, porque eso era de lo que estaba hablando.
El Sr. Silva es una metáfora para el país?
El señor Silva es un representante de nuestro pueblo. Una nación triste, desmovilizada, desacreditada, y que vive con muchas paradojas, gritan su soberanía pero envidian los españoles. Creer que no se esta bién en lugar ninguno. El señor Antonio Silva tiene una mezcla entre creer en una y otra cosa más. Es un personaje aquí y allá, a su vez, de izquierda a derecha. El ciudadano medio es cada vez menos estructurada de lo que podíamos para los catálogos. Clasificar las personas es una definición común y el ciudadano es siempre indefinido, el sujeto es siempre un poco más así y un poco más de lo que asado para la práctica de los catálogos hubiera gustado. Y así la gente se no es fácil. No es fácil retratar a un solo golpe. La imagen sólo se completa con estas paradojas e idiosincrasias.
¿Cuál de los personajes tienen más de sí mismo en el libro?
Tal vez el amado señor que se retiró del Museo Nacional de Arte Antiguo, el señor Franco, porque me encanta esa ilusión, la capacidad de amar. La importancia que concede a los libros. Siente un libro como algo generoso, que deja generosamente a los demás.
Le gustaba ser español?
¡No! (Risas)