Son historias escritas por la pluma de Mia Couto, ya publicadas en un diario, que cubre el Mozambique de posguerra. La fantasía comienza
Lo que me fascina es que los escritores africanos en su imaginación conmovedora, todo es posible, literalmente. Los árboles que traga gente, animales que hablan, espíritus que acechan a los vivos, los fantasmas que se materializan en diferentes formas. Nada es imposible. El límite de la imaginación no existe. Mia Couto encaja en esta categoría. Soñadores que escuchaba estas historias infantiles encantada, o abensoñadas. Son cuentos que nos llevan a un otro mundo. La África que este escritor tanto quiere y que no se cansa de describir, como si no existiera, como si fuera una fantasía. Él describe sueños con personajes ambiguos, algunos más que otros, que nos lleva a realidades paralelas, como un caleidoscopio de colores y patrones inesperados. El lenguaje es su asistente en esta memoria colectiva, con palabras llenas, redondas, sonoridades extrañas a los oídos acostumbrados al portugués que parecen mágicas. La intención es esa. Transportar al lector a un universo muy lejano, pero aún así cerca. Lo que parece, no lo es. Son historias que realmente quieren aparentar, como escribe el autor. Cabe al lector a decidir si va hasta el final. Espero que se quede y lo lea. ¡Feliz lectura!