Es la epopeya de un grupo de portugueses que deciden viajar por el continente negro en coche.
Cuando Tiago Carrasco, periodista de profesión y dos amigos, el fotógrafo João Henriques y camarógrafo João Fontes deciden iniciar un viaje en coche atravesando el continente africano de norte a sur, prácticamente sin dinero, pensamos al principio que es una locura total, pero créanme, eso es precisamente lo que sucedió. Todo el mundo trató de disuadirles de este proyecto arriesgado, dado que se trataba de un viaje de 30.000 kilómetros por carreteras (si es que podemos llamar algunas de esta forma) llena de peligros e imprevistos que sólo ocurren en África y con poca o casi ninguna preparación de nuestros viajeros imprudentes. Pero, como escribe Antonio Gedeão, el sueño comanda la vida y estos tres "locos" parten para lo que sería la aventura de sus vidas... hasta allí abajo. No creo que este sea la típica crónica de viaje que se limita a describir los paisajes, las diferencias culturales y los gestos de la gente que visitan, tenga en cuenta que está escrito por un periodista, porque digo esto? Tiago Carrasco no se limita a lo obvio, el parte en busca del ambiente social y político de los países por donde el grupo pasa, es el ojo entrenado de alguien que evita juzgar o tomar partido, sólo quiere mostrar los diferentes puntos de vista de algunos de los locales más conflictuosos del planeta. El otro factor que contribuye a lo que yo llamo un relato periodístico es el lenguaje del autor. Es una escrita despojada, casi tan seca como la arena del desierto, pero también divertida pela simple observación de lo insólito en algunos de aquellos parajes tan peligroso, qué tal un inglés a atravesar África en bicicleta? Os parece una alucinación? Para saber si es verdad o no, tendrán que leer. Cada página es una delicia en términos humanos, la solidaridad de extraños también ocurre en estos lugares perdidos y puedo garantizar que no son pocos los casos. Lo que creo es esta odisea portuguesa como mi viajante preferido, Bruce Chatwin decía, "el viaje no se limita a estimular la mente. Hace la mente ", y así me sentí estimulada por esta visión muy particular del continente negro. Buena lectura.