Martiño Torres, o más bien, Richard Towers, tuvo la idea de crear un libro que va más allá de su función original, puede leerse, pero al mismo tiempo es una obra de arte. Hay varias dimensiones asociadas a un solo concepto, la literatura con la decoración, o pura diversión. Un tema innovador que desea desmontar una simple vieja idea, la palabra impresa en papel.
Cómo surgió la idea de los libros?
Martiño Torres: Siempre he estado conectado a la música desde hace años y escribí un argumento para un disco y eso llevo cinco años, renuncie a la idea de grabar el CD, ya que el texto tenía muchos capítulos y por lo tanto surgió la idea de un libro objeto, por qué no hacer un libro de ajedrez y otras cosas en que estoy trabajando. Incluso decidí iniciar y el proyecto fue un paso, investí en mí.
Porque ha decidido crear una editorial para ese fin?
MT: Dado que las propuestas que me iban dirigidas no eran favorables para mí. Me pedían dinero para editarlo, yo hacía cuentas sabía que no iba a ganar nada y el resto…en fin. Las otras propuestas no tenían ningún tipo de retorno para mí, para mi trabajo. Así que decidí invertir.
Por qué eligió un seudónimo, Richard Towers para los libros?
MT: Cuando decidí seguir adelante con el proyecto, pensé que era importante el seudónimo para romper la barrera del mercado internacional. Cuando fui a la feria del Libro de Fráncfort, los editores pensaban que yo era anglófono, pero luego se dieron cuenta a través del libro, que era otro idioma y al final creían que era curioso que alguien utilice un seudónimo en inglés y les presenta con un nuevo producto, valiendo lo que somos en el fondo. Tenemos ideas, sólo necesitábamos un empujón para que las cosas sucedan. Me dio y estoy en la lucha, todo está pasando pero más lento de lo que yo quería.
Cómo funciona el proceso creativo inicial? Usted tiene la idea y luego escribir el libro, o viceversa?
MT: Hay una novela, una narración en que de vez en cuando a bordo diversos géneros estéticos, algunos tienen un ensayo, pero básicamente son novelas. La idea viene primero y luego lo escribo. En el caso del reloj fue así.