Una Mirada al Mundo Portugués

 

                                                                           

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El vino y la lira

Escrito por 

Billete para un amigo ausente

Recordar tu afecto induce
haber existido un pomar
intangibles naranjas de luz
las naranjas que me apetece robar.

Tu lunar de ayer en la cintura
sigue siendo el vestido que traigo
seda inmaterial seda pura
de niña ahogada en el lago.

Los motores aceleran con nosotros
los trenes vacíos de sueños
las mujeres que están esperando
son el único luto que me he puesto.

Natalia Correia tenía una personalidad tan sorprendente como su obra literaria. Era casi más grande que su propia vida. De hecho, es siempre su rostro con los ojos rayados de negro, cabello pomposo y su boquilla de cigarrillo inseparable, que viene a la mente cuando se menciona su nombre. Tenía una figura prodigiosa, cinematográfica, que no dejaba indiferente a nadie, fue hasta considerada una de las mujeres más hermosas de Lisboa, azoriana, solo se expuso en su poesía. En esa escritura de versos y pausas, ella se descubre poco a poco. Se desnuda. Somos embalados para sus debilidades, su sentir, pero a la vez una fuerza que nos empuja a un frenesí de una lectura atenta. Ella es la madre. Ella es el amor. Es la confidente de deseo. Es la encarnación de la pasión. En el "vino y la lira", de 1969, hay un poco de todo, poemas de amistad, de amor, ciudadanía y hasta que hay un testamento. No es una de sus obras maestras, pero vale la pena leer porque encierra todo lo que es ser azoriano, mismo que no lo parezca. Buena lectura.

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