Es una novela de Carlos Campaniço que ganó el premio literario de la ciudad de Almada, en 2012.
Este libro tiene un lenguaje rico y seductor que nos transporta Medinas, en el interior del Alentejo, un pueblo sin tiempo que pasa los días el sabor de las idas y venidas del sol, la luna y las estaciones. El personaje principal, Álvaro Cobra es un hombre enorme en todos los sentidos, una característica casi sobrenatural que hace que sea blanco preferencial para todo tipo de fenómenos extraños, contratiempos y desgracias que alimentan las leyendas locales e influencian de diversas maneras la vida de los aldeanos. Pero no crean que este agricultor inusual es espécimen único, hay una galería de personajes que siguen la ruta de este gigante inusual, como es el caso Lourença, la bisabuela, con casi 150 años de edad que se empeña en no morir, Blanca Mariana, la hermana, que arde de una fiebre permanente, como si se tratara de un fuego eterno que tiene que ser aplacados constantemente con agua y la madre María Braz que pueden hacer uso de las dos manos al mismo tiempo de forma diferente simultáneamente, pero hay más, esto es sólo una muestra para despertar su curiosidad. Todo este universo extraño lleno de seres mágicos y demoníacos casi al mismo tiempo descritos tan bien por Carlos Campaniço me recuerda de alguna manera a la escritura de los escritores sudamericanos. Es un tipo de literatura no es muy frecuente en Portugal, que merece mi destaque precisamente por el inusual estilo narrativo, lleno de bellas metáforas y modismos de alta belleza estilística con esto no quiere decir que sea una lectura difícil, sino todo lo contrario, es considerablemente más asequible de lo que piensa, es ante todo una narración que tiene mucho de musical, que recuerda una ópera de Verdi, intensa, con gran seducción, pasión y drama que culminan en un intenso clímax, pero nada inesperado. Sabemos que va a terminar mal, pero no cómo. Por lo tanto, es urgente lea esta novela negra, que tanto le gusta a los portugueses, por lo menos no pueden decir que no os advertí. Buena lectura.