Son una reminiscencia de una música que se creía perdida en el tiempo.
El título lo dice todo. Cuando se oye la música de este álbum de Jigsaw, vienen a la memoria las amistades espontáneas entre desconocidos, la complicidad de las miradas y las noches de bohemia perdida en la espuma del mar. Por otra parte, hay una influencia deliberadamente triste en todo el álbum. La oscuridad de la profunda voz de Joao Rui nos lleva a mundos paralelos, hechos de sombras y pensamientos tan profundos y fríos como el océano. "El amigo extraño " es un viaje, su sonido nos lleva hasta un Nick Cave o Tom Waits con su estilo muy propio de decir las palabras. "He estado fuera durante tanto tiempo" es otra perla de este disco que te transporta a un mundo de salidas y llegadas, las idas y vueltas, sin un anuncio final. Se trata de un viaje sonoro, un retorno a los orígenes de la música country. Hay melodías que calientan el corazón y inspiran el alma, en este trabajo discográfico. La canción que da título al álbum es una búsqueda de nuestro propio horizonte, como dice el vocalista. El "último vals" y el tema "incluso" son un homenaje a la energía abrumadora de la ciudad de Roma. "No más" y "diablo en mi camino", por otro lado, son música negra, lleno de espíritus malignos que se convierten en palabras. "Mi nombre es Drake" habla de Sir Francis Drake, un marinero y corsario famoso. "Roftop Joe" es otro de los personajes que pueblan este CD, si las historias son creíbles o no, no importa, es esencial para la forma como se viaja a través de estas doce canciones, de esta banda de Coímbra, que ni parece portuguesa.