Los conciertos se han diseñado y pensado para poco público?
Filipe Teixeira: No es que no queremos más público, la idea es que son programas con poca gente y los que están aprecien ese momento. Terminamos siendo capaz de apreciar la música y todo lo que hay en su alrededor. A veces, en el caso de grandes masas se pierde un poco el concepto, en este caso, ya que hay un mayor contacto con la naturaleza es algo que debe ser apreciada, también contemplada. Pensamos que nuestro primer concierto tuvo que ser muy poca gente, llegamos a realizar conciertos con cinco personas. En el fondo son privadas, pero no queremos cortar demasiado, no mucha gente para mantener la calidad de la experiencia.
La elección de la música también tuvo en cuenta el espacio.
FT: Exactamente. La idea es hacer conciertos en la naturaleza en toda su pureza. Llevamos la música su hábitat natural, porque pensamos que así es como nació, así que tiene sentido volver. Se oye el canto de los pájaros, el agua que fluye y se escucha el silencio que es también música. Todo lo que aprendemos en el seno de la sociedad, llevamos de vuelta a la naturaleza. Este es el concepto musical.
Algunos de los temas que se tocaran en el título tenía la palabra agua, pero había otros que parecía que no tenía nada que ver con el concepto.
FT: Me alegro de que haya tocado en este tema, tener esa evaluación, porque la idea es dejar al gusto del oyente, de hecho, que la gente cree sus propias imágenes. En el momento del romanticismo musical había algo llamado el poema sinfónico, en el que compositores través de la música intentaba crear imágenes, lo que no quiere decir que la gente simplemente no pueda disfrutar de la misma experiencia sensorial. Queríamos hacer esto, aunque las partituras no son las nuestros, el profesor Ignacio del grupo de mandolinas hablo en este tema, es decir, trajo el repertorio que él pensaba que se adaptaba a este espacio. Si vemos los títulos de los temas parece tener poco que ver, pero en términos de sonido tiene sentido. El concierto fue muy bien equilibrado y ha tenido sus picos, y consiguió mantener la calidad de principio a fin y por lo tanto mantener la atención del público.
El repertorio también tenía un número limitado de composiciones, fue deliberado?
FT: Yo soy como profesor de música ha participado en muchos conciertos y muchas actividades y estilos. Comencé a darme de cuenta de que el tiempo máximo en el que la gente disfruta de un concierto el alrededor de cuarenta, cincuenta minutos. No es una teoría probada, es más o menos lo que pienso. Cuando se supera este límite, la gente tiende a dispersarse, a pesar de que están disfrutando. Pero, el concepto es tener un concierto reducido que beneficia a ambas partes, tanto los músicos que tienen un repertorio de calidad y los oyentes que pueden mantener el interés hasta el final.