Esta es la segunda parte de mi viaje a través de los mercados, sólo que esta vez voy a hablar de algunos espacios nacionales.
Este es un texto de continuidad que parece razonable teniendo en cuenta que el anterior era sobre los mercados que más me gustan en su mayoría en Europa. Ahora es el momento de hablar de mi país plantado junto al mar. Y comienzó con el Norte, en que destaco una especie de mercado, que sucede en Valenca do Minho, una localidad cercana a la frontera con España. Es una ciudad medieval con una mezcla de comercio de puerta abierta y banquitasd improvisadas que venden todo para el hogar, de mantas, colchones, sábanas de lino, el oro y el comercio de ratán. Lo más curioso es que todo esto ocurre dentro de los muros de la antigua fortaleza, sólo tiene que ir a través de la puerta y seguir la acera de piedra, puert, sí, puerta sí venden un poco de todo. El contraste entre las rocas grises paredes y los colores de las telas y su gente es un motivo profundo para una visita. Aparte de su belleza arquitectónica, Valenca do Minho es tradicionalmente visitado por hordas de españoles en busca de su comercio tradicional atractivo.
Sigõ para la ciudad de Oporto donde se encuentra uno de los mercados más irreverentes al aire libre de la metrópoli, así en el centro histórico, en Fontaínhas, la feria de Vandoma, que surge precisamente gracías a la iniciativa de los estudiantes universitarios, en los años setenta, que querían vender algunas de sus pertenencias. No hay nada más auténtico que este mercado de objetos usados. Una advertencia a la navegación, si usted quiere vender algo tiene que levantarse realmente temprano para conseguir un pequeño espacio, o si quieres comprar algo con estilo. Todo desaparece en un instante y pronto en la mañana fría. Si va sólo por visita tomese su tiempo, pero este preparado para tener que buscar un lugar de para estacionar. Es el mercado más ruidoso que conozco, donde se puede escuchar todo tipo de insultos a la moda de Porto y donde se pueden encontrar verdaderas oportunidades, como usted sabe, la basura para algunos son un tesoro para otros. Prepárese para negociar y potencialmente ser estafado! Bueno, ahí está. Ojos bien abiertos. No todo lo que brilla es oro.
El Sur, en la capital de nuestra nación, de Lisboa, existe un mercado que siempre merece mi visita nostálgica el mercado de la Ribeira, situado en el muelle de Sodré. Vale la pena el viaje si sólo por la belleza de un edificio en hierro forjado portugués y la diversidad de productos que van desde verduras frescas, pescado y lado de las flores aromáticas de todos los colores y formas.
En Setúbal, uno de los mercados que simplemente no se puede perder es la liberación. Quién vive de las fatigas del océano, para los que les gusta ser capaz de disfrutar de lo mejor que el mar tiene para ofrecer, simplemente tiene que visitar esta zona. También venden otros productos, pero el pescado es el rey. Otra de las curiosidades de este edificio con 138 años de existencia es la belleza de sus murales de azulejos que representan escenas de la vida cotidiana portuguesa.
