Las chicas alentadas por este desfile de fuerza hercúlea no dejado sus créditos por manos ajenas, ellas también cargan bolsas de arena, piedras, plástico y cartón de los Eco puntos respectivos ante las miradas parrandeadas de los lugareños. Comerciantes, peluqueros, prostitutas y borrachos de la zona se paran, escépticos y divertidos, hacen comentarios audibles sobre este desfile de figuras esbeltas, hermosas y muy seguras cubiertas de polvo, con sus músculos finos, manicuras casi perfectas y el pelo bien tratados, pero despeinadas.
Oh, guapa, no puedes cargar esta pieza de madera hasta mi casa? Es que me encajaba bien? Preguntan en broma. A pesar de todo, estos artistas también saben trabajar! Alaban, pero en voz baja.
Las amazonas amablemente rehúsan el coqueteo, sonríen y continúan su trabajo como un verdadero ejército de hormigas que trabaja incansablemente. Bueno, a veces también se detienen para beber una brisa de fruta de la pasión y un sándwich de pez espada con cebollas en el Caracas, la taberna casi enfrente y es he aquí que una idea inusual surge, entre conversaciones y cigarrillos, un calendario erótico en que sólo participan los jóvenes trabajadoras/modelos con el fin de recaudar fondos y para cambiar mentalidades. Y sucede lo inesperado…
Tres noches y cuatro días que se disiparon en el mar lo que parecía inalcanzable, sucedió. El espacio carece de basura. Sólo las paredes estaban marcadas por el pasado. Bañada por la luz del día entraba por las ventanas se veían las pieles amarillas y verdes que muestran la piedra gris y el cemento que contenía el esqueleto del edificio. El silencio domina el momento. Todos se miran, un murmullo después en unísono, se ríen. Ellos gritan, saltan de alegría y felicidad. Xavier estaba cierto, o más bien no. Sucedió. El 116 está de regreso a la acción. Barren y lavan el piso una y otra vez antes de la visita oficial del actual propietario. Dado el pequeño milagro que ocurrió, el dueño encantado con este gran esfuerzo colectivo, con la capacidad y el coraje de que el grupo ha llegado a un acuerdo por escrito cediéndoles el espacio hasta el final del año, a los "bolos de caco" y los "mad space invaders", esta casa en las calle de Santa María, en Funchal, para que la cultura florezca. Así que no se olvide, aquí le esperan en el 116. Bienvenido.