Una Mirada al Mundo Portugués

 

                                                                           

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Viaje por el 116

Escrito por 

fátima spínola

Después de una interminable búsqueda iniciada por un español y un portugués, cómo un pase de magia aparece el número 116 de la calle de Santa María en Funchal. La casa guarida de dos grupos inusuales, los "bolo de caco" y los "mad space invaders". Ven y sígueme por este resucitar de un edificio lleno de historias para contar.

Escondido entre sombrillas blancas se antevé una entrada, dos facetas del ser humano, el día y la noche, el espíritu y la carne, nos invita con una sonrisa a Mona Lisa y nos se abre la puerta a una escalera que conduce a una zona fracturada por tiempo, por las vicisitudes de su propia existencia, cubierto con residuos de otras vivencias que cubren el útero. Son toneladas de cartón, objetos perdidos, arena, troncos de madera que llenan los 13 metros por 60 metros cuadrados, que deben dejar de existir en el 116. Xavier lanza el desafío con entusiasmo, una semana para llevar a cabo una limpieza general. Imposible, piensan las "Fátimas" de servicio. Hay mucho que hacer y ni siquiera sé sabe muy bien por dónde empezar. Los caracoles del joven soñador insisten, es posible, lo podemos. Incrédulos todos miran hacia lo que parece ser una tarea desalentadora digna de Hércules, una montaña de escombros que llega casi llega hasta el techo, pero si tenían dudas estas se quedaron en la puerta y comienza el trabajo.

fátima spínola fátima spínola

Los elementos en su mayoría son mujeres de los dos grupos armadas con un entusiasmo contagioso se ponen luego a trabajar con la valiosa ayuda del equipo de limpieza del ayuntamiento de Funchal. Entre este pequeño ejército de hombres hay un titán de casi dos metros de altura y un peso considerable, poco dado a la conversación, cariñosamente llamado de Obelix, que simplemente alza las vigas con más de 5 metros de largo que dejaran al olvido, como si fueran plumas . Sus colegas conocedores de esta fuerza casi sobrenatural, se echan a reír, alabando las cualidades del hombre y lo alientan a cargar más peso. El coloso no se hace de rogado, entre gruñes imperceptibles, busca un tronco todavía mayor para gran contentamiento de sus colegas y el asombro general de los voluntarios.

Su poción mágica... sólo agua! Estaban esperando algo más? Pues, no. Lo siento. Apuesto a que no se esperaban por esto eh?


josé zyberchema josé zyberchema

Las chicas alentadas por este desfile de fuerza hercúlea no dejado sus créditos por manos ajenas, ellas también cargan bolsas de arena, piedras, plástico y cartón de los Eco puntos respectivos ante las miradas parrandeadas de los lugareños. Comerciantes, peluqueros, prostitutas y borrachos de la zona se paran, escépticos y divertidos, hacen comentarios audibles sobre este desfile de figuras esbeltas, hermosas y muy seguras cubiertas de polvo, con sus músculos finos, manicuras casi perfectas y el pelo bien tratados, pero despeinadas.

Oh, guapa, no puedes cargar esta pieza de madera hasta mi casa? Es que me encajaba bien? Preguntan en broma. A pesar de todo, estos artistas también saben trabajar! Alaban, pero en voz baja.

Las amazonas amablemente rehúsan el coqueteo, sonríen y continúan su trabajo como un verdadero ejército de hormigas que trabaja incansablemente. Bueno, a veces también se detienen para beber una brisa de fruta de la pasión y un sándwich de pez espada con cebollas en el Caracas, la taberna casi enfrente y es he aquí que una idea inusual surge, entre conversaciones y cigarrillos, un calendario erótico en que sólo participan los  jóvenes trabajadoras/modelos con el fin de recaudar fondos y para cambiar mentalidades. Y sucede lo inesperado…

 

Tres noches y cuatro días  que se disiparon en el mar lo que parecía inalcanzable, sucedió. El espacio carece de basura. Sólo las paredes estaban marcadas por el pasado. Bañada por la luz del día entraba por las ventanas se veían las pieles amarillas y verdes que muestran la piedra gris y el cemento que contenía el esqueleto del edificio. El silencio domina el momento. Todos se miran, un murmullo después en unísono, se ríen. Ellos gritan, saltan de alegría y felicidad. Xavier estaba cierto, o más bien no. Sucedió. El 116 está de regreso a la acción. Barren y lavan el piso una y otra vez antes de la visita oficial del actual propietario. Dado el pequeño milagro que ocurrió, el dueño encantado con este gran esfuerzo colectivo, con la capacidad y el coraje de que el grupo ha llegado a un acuerdo por escrito cediéndoles el espacio hasta el final del año, a los "bolos de caco" y los "mad space invaders", esta casa en las calle de Santa María, en Funchal, para que la cultura florezca. Así que no se olvide, aquí le esperan en el 116. Bienvenido.

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